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INFLACIÓN y DÓLAR: la liebre y la tortuga

¿Cómo ganar la carrera?

El recorrido entre inflación y dólar, se asemejan a la célebre fábula. Si bien la inflación le sacó el doble de ventaja, a la contenida tortuga del tipo de cambio. ¿Cómo cambiar la historia y pasar de espectador a ganador, por “algo más” que el premio? 

Inflación y tipo de cambio

El índice general de precios al consumidor, a julio 2022 cerró al 7,4%, acumulando un recorrido interanual del 71%, de acuerdo el último reporte publicado por INDEC.

Mientras tanto, el tipo de cambio oficial, que se aplica a quienes exportan o importan, avanzó a un ritmo del 35,7% anual. 

La brecha entre ambas velocidades, ocasiona un deterioro notable de nuestra capacidad de consumo, inversión y posibilidad de exportar.

Con costos internos que en promedio crecen al doble, respecto del precio al que el gobierno liquida las exportaciones, hacen que tengamos los granos más baratos del mundo y los alimentos más caros. 

Los patos de la boda, siempre, en  los dos extremos de la cadena: productores y consumidores.

Es tal la distorsión que quedamos fuera de los mercados de carne porcina,   aunque es más barato importarlos de Dinamarca. Mientras el país nórdico importa carne de Uruguay, consecuencia que los dejamos desabastecidos, por el cepo a las exportaciones cárnicas.

Números que deberías conocer

1) ¿Cuánto menos cobra un productor argentino por sus granos?

Te comparto algunos números y relaciones que es necesario conozcas, pertenezcas o no al sector de la agroindustria.

Nos concentramos en las tres últimas columnas, resaltadas en amarillo.

En la columna “CHICAGO”, se reflejan las cotizaciones de los principales granos en dicho mercado. Así, un farmer estadounidense, cobrará  U$s 296 por su trigo, U$s 252 por maíz y U$s 613 por soja.

Un productor argentino, no puede acceder al dólar oficial, como cualquier otro par en el mundo. Si quisiera convertir sus granos en dicha divisa, puede hacerlo a dólar MEP, que cotiza al momento de redactar esta columna a $ 281. Por lo tanto, cobra el equivalente  U$s 146 por su trigo, U$s 110 por  maíz y U$s 189 por soja. En definitiva, entre brecha cambiaria y diferencial de la industria,   “le comen” un 51%, 56% y 69% respectivamente.

¿Te imaginas la escena,  si  el bruto de tu producción fuese un alfajor y te engullen dicho porcentaje ?

Para quienes son del campo, observen en las tres primeras columnas donde les mostramos la diferencia entre el FAS teórico (lo que deberían pagarte de acuerdo al precio internacional menos retenciones) y lo que realmente te pagan, en pesos.

Por otro lado, como mostramos en nuestra columna del último domingo, Economía: ¿espectadores o actores? la relación insumos claves / producto aumentó hasta un 41%.

2) ¿Cuánto bajaron los granos? ¿Y?

Para todos los argentinos, es necesario conozcan, las caídas que registraron  los principales granos, desde sus máximos de marzo y abril de este año, que provocaron más restricciones a las exportaciones, por el bendito “desacople”.

En el siguiente cuadro mostramos, como desde dichas cimas, el trigo bajó U$s 71 (-33%), el maíz U$s 67 (-38%) y la soja U$s 98 (-34%)

¿Qué dice tu bolsillo?

¿ Han bajado el pan,  harina,   aceites  y otros alimentos?
 

Vayamos  a  la escena 

Te invito a observar detenidamente, la famosa carrera,  “agiornada” al circuito argentino.

#AgroDibus – Monica Ortolani *- creación propia
La aceleración de la inflación, y el retraso ficticio del tipo de cambio oficial, a mitad de ritmo, bien podrían representar a la célebre fábula de la liebre y la tortuga.

Como productores comerciantes, industriales, profesionales, laburantes, somos espectadores de una escena que ya sabemos el final. Tarde o temprano, la cuerda se corta, ganará la tortuga y se sincerará el tipo de cambio.

La vanidad de “la liebre inflación”, cuya velocidad y confianza se potencian, por la adicción del estado a la emisión y  fiesta del gasto público, sólo genera más pobreza, asombro y desánimo.

Mientras tanto, nuestros jóvenes, y muchas familias, se espejan en la tristeza de sus ancestros, que bajaron de los barcos, y piensan que la única salida, en búsqueda de prosperidad, es emigrar.

¿Cómo GANAR la carrera por  “ALGO MÁS”?

Desde la micro,  apalancarnos en endeudamiento por debajo de la tasa de  inflación y afectarlos a activos que repliquen  o superen dicha tasa,  han sido siempre las estrategias defensivas y reactivas. Dólar alternativo, ladrillos o stock de tus principales insumos o mercancías,  siempre están entre las principales herramientas a utilizar. 

Sin embargono  alcanza con ser un buen administrador de tu propio espacio de acción.

Si queremos, “cazar” a la liebre inflación, requerirá de mayores dosis de conciencia, competencia y responsabilidad del sector público, que queda demostrado, es un mal administrador de los recursos que tributan sus ciudadanos.

Participar en las instituciones y cámaras, que en forma articulada  lleven los reclamos  y propuestas, al poder legislativo, ejecutivo y la justicia, es necesario e imprescindible.

Es loable, la propuesta desde la Sociedad Rural de Jesús María, que el 17 de Agosto organiza la primera Jornada “La participación de los sectores productivos en la política”, con la dfisertación  entre otros del reconocido filósofo Santiago Kovadloff.

Estoy convencida que salir de la anestesia que nos coloca como absortos espectadores,  para participar en la carrera que permita domesticar a la liebre,  e imitar la actitud de nuestra aclamada tortuga, nos pondrá a todos en el podio de los ganadores.  

En un momento de profunda crisis moral, como la que estamos atravesando, es en los valores atemporales de calma, perseverancia y convicción,  que representan a la tortuga de nuestra fábula,  como podremos resurgir,  para reconquistar la real  libertad que el Padre de nuestra Patria, Don José de San Martín nos legó. Honremos su memoria.

Agradecemos a Sofía Selasco y Matías Longoni de Bichos de Campo por la nota.

¡Muy buen fin de semana!

Monica Ortolani

CPN- Coach especialista en agrofinanzas y desarrollo de equipos

tonicaonline.com.ar

esta nota fue publicada como columnista invitada en la web de Salvador Di Stefano

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